Los tratados de libre comercio de Colombia con E.U- EEUU, representan una grave amenaza que hipoteca el presente y el futuro de las mujeres trabajadoras de este país. La imposición de las reglas del capitalismo como política de estado, viola los derechos fundamentales para convertirlos en productos mercantiles, y sacrifica el mercado y la competitividad de diversos sectores sociales a merced de grandes empresas que en nombre del progreso no dejan beneficios económicos ni dinamizan el aparato productivo del país, por lo tanto las pequeñas y mas débiles empresas donde laboran la mayoría de mujeres de bajos recursos serán exterminadas y como consecuencia la crisis del hambre y el desempleo se exacerbará en las espaldas de las mujeres cabeza de familia.
La competencia entre el trabajo de la mujer colombiana en los diversos sectores de la economía como la industria, el comercio y los servicios, en comparación con la alta tecnología de los países extranjeros es inigualable. A esta inicua relación, se agregan los precarios derechos de los trabajadores, en los cuales se encuentra una evidente reducción del ingreso, que por efecto de la ampliación de la jornada laboral, la reducción de pagos en festivos, dominicales y horas extras, las trabajadoras que ganan un salario mínimo pierden en promedio el 15%* de este y las condiciones laborales se reducen considerablemente. Las trabajadoras se ven en la obligación de extender su jornada laboral o buscar otras fuentes de ingreso que subsane sus condiciones económicas, este tiempo empleado en el trabajo reduce las posibilidades de que la mujer se pueda educar, recrear y participar en movimientos sindicales, políticos o sociales que luchen por la reivindicación de sus derechos fundamentales como ejercicio democrático, lo cual puede aumentar su exclusión, discriminación y deterioro en la salud física y mental.
El “libre comercio” puede vender los servicios públicos, de salud, educación, entre otros. Esto puede significar la elevación en sus costos y bajo cubrimiento, por lo que los servicios se limitarían solo a quienes puedan pagarlos; también, la competencia en el sector agrícola, la importación de alimentos y la utilización de semillas industriales, pondrá a las mujeres mayoritariamente por fuera de competencia en el mercado interno y las llevará a una mayor pobreza. La producción en el campo colombiano no tiene ningún tipo de subsidio, mientras que en EU si los tiene.
Todos los días del año representan los días en que la mujer trabajadora lucha por sus derechos laborales, de salud y educación, de esta manera se hace indispensable la voz y la presencia de la mujer en todos los escenarios públicos para unificar nuestros gritos de protesta en contra de los tratados leoninos que sacrifican la soberanía nacional y resquebrajan la democracia.
* Boletín del Observatorio del mercado de Trabajo y la Seguridad Social.
Lucía Martínez Restrepo
Representante Estudiantil M.V.Z – Universidad del Tolima
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