Libardo Gómez Sánchez, Diario del Huila, Neiva, diciembre 5 de 2011
Claribel la delata su quejoso sonsonete paisa, desde Armenia pasando por el Alto de la Línea con derrumbe incorporado, a pesar de ser la vía del TLC por donde continuarán ingresando toneladas de mercancías importadas, arribó a Neiva a cumplir la cita con la MANE; al igual que ella, María Fernanda una estudiante de Agronomía de la Universidad de Nariño se pegó el viaje dejando la tierrita y cambiando el cuy por el asado huilense; Ricardo durante 24 horas en flota desde Cartagena, aplazó unos días su compromiso con la química para sumarse al torrente de jóvenes universitarios que se convocaron en la capital del Huila a orillas del rio Magdalena, para consensuar un proyecto de propuesta de reforma educativa, que contraste con la reforma a la ley 30 que el gobierno pretendió aprobar en el congreso concupiscente de la unidad nacional en el capitolio. Al evento no concurren únicamente los estudiantes de las universidades públicas: centenares de alumnos de los programas privados de la Javeriana, los Andes, el Externado, la UCC, la Libre y otras de diferentes programas de Derecho, Comunicación, Ingenierías, Economía y todo un universo de profesiones se vinculan a un encuentro plagado de la diversidad regional, étnica, pluricultural y académica que configuran el amplio espectro de la nacionalidad colombiana.
En los informes que inicialmente presentan las diferentes delegaciones, se aprecia la multitud de miradas que sobre la problemática se tienen, los más pesimistas perciben en ello un atisbo de división y pronostican el fracaso de la reunión, sin embargo quienes están al frente de la asamblea tienen el firme propósito de sacarla adelante y aprobar una política que le de dirección al movimiento social más importante que se haya dado en el presente siglo en Colombia, tanto por su tamaño como por los temas y la claridad y profundidad con que los ha abordado.
La camaradería que se observa es un buen presagio, las carpas, las ollas comunes, se comparte lo que se tiene con los del al lado aún sin conocerse, pues los une un sentimiento común, un propósito común, garantizar una educación gratuita, para todos y de calidad, saben que de ello depende en buena medida la suerte propia y de las generaciones futuras.
No falta el desesperado, el que quiere que todo se resuelva ya, que Santos renuncie, pero la realidad indica que aún el movimiento social carece de la claridad y la fuerza suficientes para conquistar cambios más profundos y duraderos, pero sería un error imperdonable no valorar el significado de lo que se ha hecho.
La MANE es un bello ejemplo para los demás sectores de la sociedad, la movilización civilista logra resultados, incide positivamente en el devenir del país, lo pone a pensar y a actuar, el terror y las prácticas delincuenciales por el contrario constriñen y retrotraen a la barbarie.
A la hora de redactar estas notas aún no hay una conclusión definitiva de la reunión, les espera un ardua labor, tal vez hasta el amanecer, el calor del valle de las tristezas como bautizó a estas tierras a su paso el colonizador español terminará siendo el escenario de un hecho histórico, algo que quedará impreso en las páginas que escriben los cronistas. En estos días que se cumple el 83 aniversario de la masacre de las Bananeras, el mejor homenaje que los estudiantes podrían ofrecerle a estos mártires, sería mantener y validar los propósitos de su lucha.
Claribel la delata su quejoso sonsonete paisa, desde Armenia pasando por el Alto de la Línea con derrumbe incorporado, a pesar de ser la vía del TLC por donde continuarán ingresando toneladas de mercancías importadas, arribó a Neiva a cumplir la cita con la MANE; al igual que ella, María Fernanda una estudiante de Agronomía de la Universidad de Nariño se pegó el viaje dejando la tierrita y cambiando el cuy por el asado huilense; Ricardo durante 24 horas en flota desde Cartagena, aplazó unos días su compromiso con la química para sumarse al torrente de jóvenes universitarios que se convocaron en la capital del Huila a orillas del rio Magdalena, para consensuar un proyecto de propuesta de reforma educativa, que contraste con la reforma a la ley 30 que el gobierno pretendió aprobar en el congreso concupiscente de la unidad nacional en el capitolio. Al evento no concurren únicamente los estudiantes de las universidades públicas: centenares de alumnos de los programas privados de la Javeriana, los Andes, el Externado, la UCC, la Libre y otras de diferentes programas de Derecho, Comunicación, Ingenierías, Economía y todo un universo de profesiones se vinculan a un encuentro plagado de la diversidad regional, étnica, pluricultural y académica que configuran el amplio espectro de la nacionalidad colombiana.
En los informes que inicialmente presentan las diferentes delegaciones, se aprecia la multitud de miradas que sobre la problemática se tienen, los más pesimistas perciben en ello un atisbo de división y pronostican el fracaso de la reunión, sin embargo quienes están al frente de la asamblea tienen el firme propósito de sacarla adelante y aprobar una política que le de dirección al movimiento social más importante que se haya dado en el presente siglo en Colombia, tanto por su tamaño como por los temas y la claridad y profundidad con que los ha abordado.
La camaradería que se observa es un buen presagio, las carpas, las ollas comunes, se comparte lo que se tiene con los del al lado aún sin conocerse, pues los une un sentimiento común, un propósito común, garantizar una educación gratuita, para todos y de calidad, saben que de ello depende en buena medida la suerte propia y de las generaciones futuras.
No falta el desesperado, el que quiere que todo se resuelva ya, que Santos renuncie, pero la realidad indica que aún el movimiento social carece de la claridad y la fuerza suficientes para conquistar cambios más profundos y duraderos, pero sería un error imperdonable no valorar el significado de lo que se ha hecho.
La MANE es un bello ejemplo para los demás sectores de la sociedad, la movilización civilista logra resultados, incide positivamente en el devenir del país, lo pone a pensar y a actuar, el terror y las prácticas delincuenciales por el contrario constriñen y retrotraen a la barbarie.
A la hora de redactar estas notas aún no hay una conclusión definitiva de la reunión, les espera un ardua labor, tal vez hasta el amanecer, el calor del valle de las tristezas como bautizó a estas tierras a su paso el colonizador español terminará siendo el escenario de un hecho histórico, algo que quedará impreso en las páginas que escriben los cronistas. En estos días que se cumple el 83 aniversario de la masacre de las Bananeras, el mejor homenaje que los estudiantes podrían ofrecerle a estos mártires, sería mantener y validar los propósitos de su lucha.
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