Juan Carlos Velasco, Organización Colombiana de Estudiantes -OCE- U. Javeriana.
Polo Joven - Bogotá
En su informe más reciente (Coffe: World Markets and Trades, (http://1.usa.gov/OKaKQm), el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos pronostica que la producción mundial de café llegará este año a una cifra récord de 148 millones de sacos, 10 millones más que el año anterior. Pero por razones ajenas a los productores colombianos, parece que ellos no aportarán este año a este crecimiento, a pesar de ser Colombia de los primeros productores de café del mundo. ¿Cuál es la razón? Nuestra caficultura pasa por una de las peores crisis en su historia.
Y, mientras el café colombiano pierde relevancia frente al total de la producción mundial, pues se prevé que su producción no superará los 7.5 millones de sacos, sobresalen, Brasil, cuyas cifras indican que su producción aumentará a 55.9 millones de sacos, y Vietnam, que en los últimos cinco años ha llegado a una cifra récord de 22.4 millones de sacos (http://1.usa.gov/OKaKQm).
Las políticas de libre comercio implementadas en Colombia desde principios de los 90 son el origen de la tragedia cafetera en el país. Todo comenzó con el rompimiento del pacto de cuotas de la Organización Internacional del Café por imposición de Estados Unidos, factor que obligó a los cafeteros colombianos acompetir en condiciones desiguales con otras potencias caficultoras del globo que podían producir café a más bajos costos y por ende venderlo a precios menores en el mercado internacional. A finales de los 80 “solo se podía comprar café colombiano en el mundo dentro de una franja de 1.20 a 1.40 dólares por libra. Desde entonces la norma han sido los precios inferiores –incluso por debajo de 70 centavos de dólar la libra” (http://bit.ly/NVVE33). Fue así como pasamos de exportar 16 millones de sacos, antes de la apertura económica, a solo 7.5 millones en la actualidad, al igual que pasamos de poder autoabastecer el consumo interno a tener que importar el 50%. El mismo estudio corrobora que hoy el país importa de Ecuador y Perú la alarmante cifra de 90% del café para consumo interno. Ya no podemos usar aquella frase insignia de la crisis cafetera del 2004, cuando se repetía que “por cada colombiano que tomaba una taza de café nacional, había otro al lado tomando una de café extranjero”. Hoy, por cada colombiano que toma una tasa de café nacional, hay nueve tomando tasas de café extranjero.
El detonante que en los últimos años disparó la crisis cafetera originada por el neoliberalismo es la progresiva revaluación del peso frente al dólar que para este año llegó a 19%, y que si es analizada desde el año 2006 sería de 30%. Con la revaluación han sufrido no solo los caficultores sino todo sector de exportaciones. Estos altísimos índices, no controlados por el gobierno, se aúnan al hecho de que el precio del café colombiano en el exterior ha bajado. El problema no es solo que se pagan menos dólares por libra, sino que esos pocos dólares representan menos pesos para los exportadores colombianos. Como consecuencia, el ingreso de los caficultores disminuye sustancialmente y muchos están siendo llevados a la quiebra. El segundo gran problema es que el gobierno nacional, a pesar de la crisis por la que pasan los productores nacionales, decide imponer medidas que empeoran aún mas su situación, tales como la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, y el aumento a los impuestos. “Los cafeteros y los arroceros deberán incrementar sus cuotas parafiscales; asumirán un papel de más peso en la financiación de los programas que fortalecen esos sectores, de manera que se reduzca la proporción en la que participa el Estado”( http://bit.ly/LW2CY1 ), afirmaba Café Colombiano en el articulo “Los cafeteros deberán incrementar sus cuotas parafiscales” publicado el 4 de enero del presente año. La afirmación ha sido corroborada por el ministro Juan Camilo Restrepo en varias menciones a la reforma tributaria que se presentará al Congreso. AñadeCafé Colombiano: “El mensaje sobre un mayor esfuerzo de los productores y de depender menos de recursos del Estado lo comenzaron a enviar el presidente Juan Manuel Santos y su Ministro de Agricultura en los congresos de cafeteros y de arroceros de diciembre pasado” ( http://bit.ly/OK9xIB).
Y para rematar, hoy, los colombianos sufrimos de un fenómeno que se hace presente en otros países de América Latina, África y en el sur este Asiático, y es el de extranjerización de la tierra. Desde hace poco mas de 10 años, 230 millones de hectáreas en el mundo han sido vendidas o cedidas a grandes compañías extranjeras y a multinacionales. Causa de esto, fueron, entre otros, el hecho de que desde el 2008 se disparan los precios de los alimentos, se dispara la compra y venta de los biocombustibles, se da un alza de la población mundial, el suelo se convierte en un nicho de especulación, y, además, por la sencilla razón de que las naciones mas poderosas del globo han empezado a preocuparse por su soberanía alimentaria, concepto que se materializa en la posibilidad de autoabastecer a su población de alimentos básicos, sin necesidad de tener que adquirirlos a precios mas altos mediante el comercio exterior. Es así, como en el 2010, representantes del gobierno chino manifestaron su interés en la compra de 400mil hectáreas Colombianas (http://bit.ly/SxE8HE ). “De acuerdo con la normatividad vigente no es posible titular terrenos baldíos a ciudadanos o empresas extranjeras. La titulación y formalización de la propiedad rural, son instrumentos diseñados para hacer del campesino colombiano un propietario rural”, afirmaba el ministro de agricultura Juan Camilo Restrepo en el debate de control político sobre tierras realizado el 17 de mayo del 2011, como contestación a las criticas a las que se vio sujeto. Pero obviaba el hecho de que la titulación de tierras no era la única manera de que el capital extranjero se hiciera a las mismas, realidad que confirmaban contratos de arrendamiento, pactados por casi un siglo entero, convirtiendo a estos arrendatarios indefinidamente en duelos de los terrenos. Y es claro que esta política implementada por el Ministro Restrepo y por el presidente Santos responden a las imposiciones del Banco Mundial, especificadas en el libro “Colombia 2006-2010:Una Ventana de Oportunidad”, en donde se exige la implementación de una política de tierras mas “flexible”. “El uso eficiente de la tierra requiere condiciones que faciliten la movilidad de los derechos de propiedad, de modo que la tierra pueda utilizarse en actividades más productivas y por usuarios más eficientes”( http://bit.ly/NVVE33 ).
A pesar de que Santos se atreva en no pocas ocasiones a afirmar que “el café será el impulsor de la locomotora agrícola”, la realidad a la que se enfrentan los cafeteros en el mercado interior y en el exterior demuestra todo lo contrario. Los caficultores se han puesto de nuevo en marcha para exigir control a la revaluación, que no se aumente la contribución y que se expidan políticas en beneficio del sector agrícola y de los campesinos. Apoyemos y acompañemos a estos Colombianos el próximo 13 de agosto en una movilización por la dignidad cafetera y contra las políticas nacionales, que apuntan a ahondar la crisis del café!
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