Oscar Ruiz, representante estudiantil al Consejo Superior Universidad Pedagógica Nacional, febrero 14 2012
El pasado 23 de enero, la representación estudiantil al Consejo Superior, CSU, envió una carta a este órgano y al Consejo Académico a fin de poner de manifiesto las pésimas condiciones en las cuales se está finalizando el semestre y presentar algunas reflexiones acerca de la última sesión del CSU en diciembre del 2011. En respuesta, el representante de las directivas académicas y decano de la Facultad de Educación Física, Alfonso Martín, acaba de hacerme llegar una carta en la que afirma que estoy errado en varios puntos. Me veo entonces obligado a dar a conocer una serie de precisiones sobre la carta anterior para esclarecer lo que allí se dijo.
Comienzo por decir que las “aclaraciones” no cambian la esencia de la discusión, aunque exista un afán de las directivas y el gobierno por “quedar bien”. Lo primero que allí se señala va enmarcado en la discusión sobre el calendario impuesto por el Consejo Académico para terminar semestre. Es aquí donde se equivoca la lectura del decano. Fueron ocho semanas invertidas en el paro nacional universitario y lo que hay del 17 de enero al 17 de febrero no son más que cuatro semanas es decir una disminución del 50% de las clases. ¿Acaso no es esto un recorte abrupto que denigra de la formación académica?
Lo segundo, la doctora María Angulo, directora ejecutiva de la fundación “Empresarios por la Educación”, fue designada por el presidente Santos como su representante en el CSU, es decir, no fue nombrada por el Consejo Superior, que no tiene esas facultades. Con esta salvedad para tranquilidad de las directivas, más allá de si preside o no el Consejo, el debate se centra en el papel que desempeñará esta funcionaria. No olvidemos que ya mostró sus intenciones en la apuesta de la convergencia público-privada –el nuevo nombre que se les está dando a las privatizaciones–, pésima noticia para la UPN, sobre todo cuando el gobierno se empeña en sacar adelante acuerdos de libre comercio con varios países que miran a Colombia como el paraíso para el capital financiero internacional. Lo que está en juego es por lo tanto cuál es el modelo de educación que necesita el país.
Sobre el préstamo al FINDETER, es un hecho que tanto la administración como el Gobierno nacional, a través de los Ministerios de Educación y Hacienda, tienen un particular interés en endeudar a la universidad y en quitarle definitivamente la responsabilidad al Estado de la financiación del proyecto Valmaría. Por supuesto, lo que se aprobó fue la contratación del crédito y el lobby con la banca comercial. Y sí hay una cifra que se envió en la documentación, y es de $8.915.654.521. Sostengo que la esencia del debate no cambia: es la financiación.
Y con respecto a los “excesivos” adjetivos y “ligeras” apreciaciones de los que habla el señor decano, debo decir que no son producto del fanatismo político. Por el contrario, están sustentados en la realidad y los he argumentado desde mi punto de vista en las discusiones propiciadas tanto en este órgano como fuera de él. El camino que recorre la agresiva política neoliberal de Santos, con la venia de la administración autoritaria del actual rector, basándose en lo “legal” que no necesariamente es lo legítimo, me llevan a corroborar mis ideas. No se puede contradecir en la realidad lo que se adorna en los discursos. Defender lo público cuando se avanza en la privatización por la vía del crédito y las concesiones es un despropósito. ¿No son acaso la financiación estatal y la autonomía dos pilares para conseguir una educación como derecho y al servicio del desarrollo nacional? ¿Cuál prosperidad y sobre todo para quién?
Finalmente, me veo precisado también a dejar claro que no existe relación entre las movilizaciones masivas en la universidad con otro tipo de actos que nada tienen que ver con definiciones colectivas que se han adoptado como parte del proceso de construcción alternativa. Lejos de ello, invito a debatir los aspectos estructurales de la universidad, a construir y a proponer. La movilización consciente y masiva será la que alcance tan necesarios propósitos.
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