Juan Sebastián López Mejía Vocero Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE- Representante Estudiantil Universidad Externado de Colombiana @juanslopezm

En una reciente carta dirigida al presidente Santos, reconocidos científicos y educadores advirtieron refiriéndose al estado de la ciencia y la investigación: “El país se encuentra en un momento crítico que pueda dar al traste con lo que se ha construido en este frente en las últimas décadas”1. La frase lejos de ser una exageración resume la actualidad de la educación superior, las universidades y los centros de investigación. 

Pese a que los recursos públicos girados a las universidades decrecieron del 86% en 1992 a 49% en 2012, la cobertura ha aumentado en más de 10 puntos llegando casi al 35%, todo esto sin aumento real de infraestructura, recursos y docentes. Ante la crisis y la necesidad de una nueva ley para la educación superior, la diferencia esta en el contenido, mientras el santismo busca profundizarla, la comunidad universitaria y amplios sectores de la sociedad civil le apuestan a resolverla. 

Cuando se pensaba que peor era imposible, el MEN agenciando la política del Banco Mundial, presentó el proyecto 112 de 2011, el cual entre otras cosas, incluía el ánimo de lucro y las universidades mixtas, afortunadamente el movimiento estudiantil y los sectores democráticos supieron ver los riesgos del mismo y el proyecto fue derrotado con argumentos y movilización. Sin embargo la agenda oficial ha continuado, el frenético incentivo a la demanda ha incrementado el presupuesto del ICETEX en más de 300% en menos de una década, colocando créditos usureros que obligan a los Colombianos a pagar más de lo debido2, la autofinanciación de las universidades públicas llega al 50%, en algunos casos al 70%, y más recientemente el Sistema Nacional de Formación de Capital Humano y la ley de educación a distancia constituyen la concreción de las intenciones del gobierno por consolidar la educación como nicho de mercado para el capital financiero y así salvarlo en una de sus peores crisis. 

En la otra orilla la comunidad universitaria trabaja en una propuesta que entiende la educación superior como derecho fundamental. Esto implica reconocer su estructura de costos crecientes y su naturaleza de bien público, razón por la cual se exige al Estado, como principal fuerza económica de una sociedad, que sea el responsable de financiarla. De manera urgente el gobierno debe pagar la compensación que adeuda al Sistema Universitario Estatal que hoy asciende a 1 billón de pesos, además de incrementar el presupuesto para el sector que se sitúa en 0.4% muy por debajo del 1% del PIB recomendado por la UNESCO. 

La oferta privada no debe limitarse, pero el Estado debe ser diligente a la hora de acreditar las condiciones objetivas para que la iniciativa privada no se convierta en fuente de negocio mientras degrada la calidad. Alemania cuenta con 100 Centros de Enseñanza Superior privados de los 400 existentes, sin embargo el 95% de sus estudiantes asiste a instituciones estatales. 

Respetar la Autonomía como garantía constitucional constituye otro de los ejes principales de la propuesta alternativa. La sociedad delega en su principal centro de ideas, la responsabilidad de definir los contenidos académicos, por eso el Ministerio de educación no debe intervenir en la elaboración o modificación de los contenidos académicos, debe limitarse a salvaguardar las condiciones materiales de las instituciones, es decir, la calidad educativa. 

Una nueva educación debe cimentarse en los avances más importantes de la experiencia internacional, así como en las tradiciones y saberes de la cultura nacional, pero no para glorificar estos elementos, sino para analizar su contenido, extraer lo mejor de ellos y construir una educación nacional, de alto contenido científico y con acceso democrático. 

La tarea del momento es seguir dando la lucha ideológica, la Mesa Amplia Nacional Estudiantil debe continuar con la movilización alrededor de la propuesta que lidera, sacudiendo las retardatarias estructuras de dominación que se ciernen sobre nuestro sistema de educación superior para así contribuir y abonar el terreno para las urgentes transformaciones que nuestra sociedad demanda. 


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