Traducción  por Sunil Dany Jimenez  - Organización Colombiana de Estudiantes -OCE - U. Distrital, 19 de Julio de 2012

“AH, eres un profesor. Tienes que aprender mucho de tus estudiantes”

Esta frase, la cual he aprendido de varias formas, siempre me hace agachar la cabeza. ¿En verdad la gente se ha puesto a pensar que los abogados aprenden mucho de leyes gracias a sus clientes o que los pacientes les enseñan a los doctores mucho más de lo que ellos saben sobre medicina?

Aún latente en el sentimiento de que nuestros estudiantes son nuestros profesores es una verdad importante. De hecho necesitamos aprender de ellos, pero no sobre la historia del imperio romano o sobre las políticas del “paraíso perdido”. Entendiendo que los estudiantes tienen que enseñar a los profesores puede ayudarnos a lidiar con uno de los problemas más molestos que enfrentan ahora las universidades: educación en línea. En mi escuela, la universidad de Virginia, ese dilema hizo más que solo molestarnos; estuvo muy cerca de hacer pedazos la universidad.

Hace un par de semanas nuestra presidenta, Teresa A. Sullivan,             fue destituida y luego rápidamente restituida por la junta de visitantes de la universidad. Una razón que causó su despido fue la percepción de que ella no estaba siguiendo el aprendizaje en internet suficientemente rápido. Stanford lo estaba haciendo, Harvard, Yale y M.I.T. también. Pero Virginia, parecía, cojeando en ese sentido. Justo esta semana, de hecho, fue anunciado que Virginia, entre otras universidades, firmó contrato con una compañía llamada Coursera para desarrollar y ofrecer clases en línea.

¿Pero en verdad la educación en línea puede llegar a ser el mejor tipo de educación?

Aquí es donde la noción de “los estudiantes enseñan a los maestros” se ilumina. Como un amigo y colega profesor me dijo: “no solamente les enseñas a los estudiantes, también aprendes de ellos”. Me tomó un minuto –eso sonó como se refiriese a  Huck Finn- pero luego lo entendí.
Con cada clase que enseñamos, necesitamos aprender quienes son los que están en frente de nosotros. Necesitamos saber donde están intelectualmente, quienes son como personas y como podemos ayudarlos a crecer. Enseñar, incluso cuando tienes a un grupo de cien estudiantes, es cosa de dialogo.
               
En el curso de verano de Shakespeare, que enseño ahora, estoy constantemente trabajando en descifrar que son capaces de hacer mis estudiantes y como pueden desarrollarse. ¿Pueden escudriñar en los contornos del trabajo de Shakespeare? Si no, vale la pena añadir una muy bien hecha versión en filme para el syllabus. ¿El lenguaje es difícil para ellos, línea por línea? Entonces debemos invertir más tiempo en cada discurso individual palabra por palabra. ¿Son eficientes entendiendo la parcela y el lenguaje? Es tiempo de presentarles la complejidad de la interpretación de Shakespeare sobre el carácter.

Cada clase inmemorable es casi como una composición de jazz. Hoy una melodía básica con la que trabajas. Esa esta definida en el syllabus. Pero también hay una gran importancia en la improvisación contra esa disciplina de fondo.

Algo similar se aplica para cursos más largos.     Tendemos a pensar que los maravillosos profesores que teníamos en las clases de investigación de la universidad eran dotados actores que podían mostrarse y manejar el escenario por 50 minutos. Pero creo que el mejor de esos profesores es experto en leer a su audiencia. Usan métodos prácticos para hacer esto – exámenes y quizzes, documentos y evaluaciones. Pero también despliegan algo equivalente al arte. Son esplendidos en manejar el humor de la audiencia. Ellos tienen una especie de sexto sentido pedagógico. Ellos sienten cuando la clase está concentrada y cuando dispersan su atención. Y hacen algo para cambiarlo. Cada uno de sus chistes es un son. Es una forma de percibir quien está allí concentrado en un día dado.

Una clase larga de lectura también puede crear genuina comunidad intelectual. Los estudiantes siempre irán con los que conocen sobre el tema, y romperán el hielo con una plática y quizás desde ahí seguirán avanzando. Cuando un profesor escucha a un estudiante decir: “mis amigos y yo siempre estamos argumentando sobre su clase”, él sabe que está haciendo algo correcto. Desde allí él recoge todo lo que ha aprendido sobre su enseñanza, ajustando su curso para que sea más fluido e intermedio cosa que no puede hacer el profesor en línea tan fácilmente.

La educación en línea es un esfuerzo de una sola vez. Tiende a ser un monólogo y no un dialogo real. El profesor de internet, incluso el cual les responde a los estudiantes por correo electrónico, nunca podrá tener el contacto inmediato que tiene el profesor en escenario real, con su sensibilidad a humores y entusiasmos no hablados. Esto es particularmente verdad de los cursos en línea para los cuales los profesores están grabados en video y en la caneca. No importa quien está ahí sentado mirando; el curso es lo que es.

No hace mucho vi un curso pre grabado de Yale acerca del nuevo testamento. Era un muy buen curso. El profesor era híper inteligente, estudiado y espléndidamente articulado. Pero el curso no era bueno y nunca pudo serlo. Allí estaban los estudiantes de Yale para el filme, pero parecía que el curso no estaba dirigido para nadie en particular. Tenía una cualidad anónima. En resumen no había nada que pudieses sacar del curso que no pudieses sacar de un buen libro sobre el tema.

Una verdaderamente memorable clase universitaria, incluso una larga, es una colaboración entre estudiantado y profesorado. Es un evento de una sola vez. Aprender es su mejor sentido es una empresa colectiva, algo de lo que estamos enterados desde Sócrates. Puedes obtener conocimiento de un curso en internet solo si estás muy motivado a aprender. Pero en los cursos reales los profesores y alumnos se juntan y crean una comunidad intermedia y vital de aprendizaje. Un curso real crea regocijo intelectual, aunque un poco. No creo que un curso en línea llegue a tener esas características.
El aprendizaje en internet promete hacer la vida intelectual más estéril y abstracta, más de lo que ya lo es. También hace a los profesores y estudiantes personas más solitarias.

Mark Edmundson, profesor de ingles en la universidad de Virginia, autor de “why Read? (por qué leer?)”

Versión en Ingles

The Trouble With Online Education


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