El ex presidente Álvaro Uribe Vélez, en un acto de desagravio -el pasado cinco de julio- a su ex ministro de gobierno Fernando Londoño Hoyos, hizo el lanzamiento de su nuevo movimiento político, contradictoriamente denominado “Puro Centro Democrático”; este acontecimiento se desprende de lo recomendado por el centro de pensamiento “Primero Colombia” y tiene como objetivo recomponer sus fuerzas, a través de una coalición de partidos o con la escisión de dirigentes de los mismos. La idea es ganar las elecciones legislativas y presidenciales que se celebran en el año 2014 y hacer una retoma política, social y económica del país, el cual creen haber perdido en manos del presidente Santos y su coalición de la Unidad Nacional. Pelea de pesos pesados, dicen por ahí.
La decisión de Uribe acelera una confrontación con el presidente Santos, a quien acusa de haber sido elegido con sus votos, pero de traicionar su ideario; además, tendrá varias repercusiones: los partidos “santo uribistas” que acompañaron al ex presidente y están con Santos -Conservador, La U, Cambio Radical y el PIN-, tendrán que tomar decisiones sobre con cuál de las coaliciones se quedan o si se escinden; lo propio les corresponde hacer a los partidos santistas: Liberal y Verde, incluso los Progresistas. No en balde “Lucho” Garzón, presidente de los Verdes, le respondió a Clara López, presidenta del Polo Democrático Alternativo, que prefiere quedarse en la derechista Unidad Nacional que ayudar a conformar un movimiento de izquierda para las próximas elecciones.
El “Puro Centro Democrático” ha sido presentado por los medios de comunicación y analistas despistados o con tufillo manipulador, como la oposición al gobierno Santos, aspecto que debe tener una mirada seria por parte de los colombianos. Los principios conceptuales de derecha que tienen, tanto Santos como Uribe, han sido desnudados en sus políticas de gobierno. Ambos han defendido e impulsado un modelo económico, social y político como el neoliberalismo, cuyos ejes centrales son: libertad de mercado, conllevando al país hacia la flexibilización y desregularización laboral; privatización de los derechos fundamentales, conversión en mercancía de la salud, educación y servicios públicos esenciales domiciliarios y no domiciliarios; entrega del mercado interno a las multinacionales –profundizado con los TLC-; facilidades y garantías a los especuladores del sistema financiero, y en general, docilidad ante los mandatos de la banca multilateral y la injerencia de Estados Unidos en nuestros asuntos internos.
Este modelo se resume en: confianza inversionista -las multinacionales se llevan más ganancias del país, nos convierten en exportadores de capitales y los ricos son más ricos pero los pobres son más y más pobres-; cohesión social -consiste en la entrega de míseros auxilios asistenciales a los más pobres entre los pobres, es decir, comprobación de la negación de los derechos fundamentales-; y la seguridad democrática o ciudadana, basada en la represión y la confrontación guerrerista, que en ambos gobiernos ha dejado a las barriadas envueltas en la miseria y rodeadas del crimen común y organizado.
No en balde Santos le prometió a Uribe cuidarle esos tres huevitos –confianza inversionista, cohesión social y seguridad democrática- que son la médula de ese modelo de derecha basado en la concentración de la riqueza. Entonces ¿cuál es la pelea?, me preguntarían: los intereses personales, el desenmascaramiento de los graves actos de corrupción del gobierno de Uribe -pero no se crea que en éste no existen- y el relevo de una dirigencia oscura que había capturado todas las entidades del Estado. Como dice el senador Jorge Enrique Robledo, “la contradicción entre Santos y Uribe, es como las peleas entre comadres, que pueden llegar a ser duras pero son personales”. En cambio, el pueblo colombiano tiene una contradicción principal que se sitúa contra el modelo económico neoliberal, por lo que la verdadera oposición tiene que propender por la derrota del mismo, y por el momento, el único que lo propone es el Polo Democrático Alternativo.
¿Puro?, tiene sus principales líderes en la cárcel o investigados. ¿Centro? No, son grupos de la derecha recalcitrante, al igual que Santos. ¿Democrático? No, porque defiende los intereses económicos, sociales y políticos de las minorías en contra de las masas populares.
0 comentarios:
Publicar un comentario