José Arlex Arias, La Verdad, Cartagena, agosto 21 de 2012
Remarco en que no le tengo fobia a lo extranjero; por el contrario, es imposible realizar un análisis de cualquier aspecto de la vida sin tener conocimiento del contexto internacional, que implica una mirada profunda a la sociedad. Pero tampoco sufro del esnobismo de los que pretenden que pongamos de moda todo lo que nos imponen desde afuera, que generalmente no es recíproco en beneficios para nuestro país. ¡En ese sentido: ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre!
La Inversión Extranjera Directa -IED- tiene cierta importancia para el desarrollo de las naciones, pero todo depende del valor agregado y las utilidades que les aporten. De tal manera que el tipo de Inversión Extranjera que le sirve a Colombia es aquella mediante la cual se le pueda transferir alta tecnología de punta, desarrollo científico, empleo digno y utilidades proporcionales, es decir, que haya una relación económica de mutuo beneficio y no con grandes desproporciones a favor de los dueños del capital. Infortunadamente esto último es lo que viene sucediendo con el “huevito” de la mal denominada Confianza Inversionista, herramienta con la cual se han dictado una serie de leyes y normas que han significado pingües utilidades para las empresas, especialmente a las multinacionales.
El pasado mes de julio fue publicado un informe sobre la inversión mundial del año 2011, de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo -Unctad-, que demostró que la IED en Colombia aporta poco empleo, a pesar que es uno de los países más atractivos para dicha inversión. El estudio señala que "un número de países en desarrollo reciben contribuciones por encima del promedio en algunos indicadores, pero se quedan atrás en otros. Un ejemplo es Colombia, que tiene un acervo significativo en la IED, que está aportando valor agregado pero relativamente poco empleo".
De acuerdo al mencionado estudio en 2011, la IED en Colombia fue de 13.297 millones de dólares, con un incremento del 97,1 por ciento; el Banco de la República explicó que casi el 60 por ciento de esa inversión corresponde a petróleo y minería, y la mitad del crecimiento económico total obedeció a esos sectores; y a renglón seguido el Dane reveló que dicha inversión sólo generó 30 mil de los 806 mil empleos creados en dicho año, es decir, sólo un 3.8 por ciento. Los expertos han explicado, hasta la saciedad, que la famosa Locomotora Minera no es intensiva en mano de obra, menos en salario digno, y al apostar el Gobierno de Santos en convertir a Colombia en un país minero se ha abandonado por completo el desarrollo agropecuario e industrial.
La cifra de IED para los primeros siete meses de este año es de 10.504,2 millones de dólares, con un crecimiento del 22,6 por ciento en relación con 2011 y el doble respecto a 2010. El problema sigue siendo el mismo, pero más profundo, porque el 82,1 por ciento de esa IED, o sea, US $8.621,4 millones, correspondió al sector de petróleo, hidrocarburos y minería, con un crecimiento de 18,6 por ciento, lo cual nos plantea la interrogante ¿qué es lo que tanto atrae a estos capitales? La respuesta, común para casi todos los negocios de las multinacionales, está en las gabelas que la Confianza Inversionista les ha dado para que entren en saco roto a expoliar los recursos naturales de la Nación.
Una de esas muestras la enrostró la Comisión Quinta del Senado, en cuya sesión, los parlamentarios, al unísono, desenmascararon el negociado realizado contra la Nación en el contrato de concesión de níquel conocido como Cerromatoso, en Montelíbano, Córdoba, actualmente en manos de la multinacional BHP Billintón, la cual pretende que se le prorrogue hasta el año 2029 e incluso al 2049, es decir, casi a perpetuidad, cuando los congresistas y la Contralora General, Sandra Morelli, demostraron que esos recursos tienen que revertir a la Nación el próximo 30 de septiembre, y estamos hablando de unas utilidades anuales de cerca de 300 mil millones de pesos. Pero además fueron impresionantes las denuncias de las actuaciones irregulares de esta Multinacional en contra de los intereses de nuestro país.
¡Tendría que ser muy imbécil -no lo creo- o muy corrupto el gobierno de Santos si le prorroga a BHP Billintón la concesión de Cerromatoso!
Remarco en que no le tengo fobia a lo extranjero; por el contrario, es imposible realizar un análisis de cualquier aspecto de la vida sin tener conocimiento del contexto internacional, que implica una mirada profunda a la sociedad. Pero tampoco sufro del esnobismo de los que pretenden que pongamos de moda todo lo que nos imponen desde afuera, que generalmente no es recíproco en beneficios para nuestro país. ¡En ese sentido: ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre!
La Inversión Extranjera Directa -IED- tiene cierta importancia para el desarrollo de las naciones, pero todo depende del valor agregado y las utilidades que les aporten. De tal manera que el tipo de Inversión Extranjera que le sirve a Colombia es aquella mediante la cual se le pueda transferir alta tecnología de punta, desarrollo científico, empleo digno y utilidades proporcionales, es decir, que haya una relación económica de mutuo beneficio y no con grandes desproporciones a favor de los dueños del capital. Infortunadamente esto último es lo que viene sucediendo con el “huevito” de la mal denominada Confianza Inversionista, herramienta con la cual se han dictado una serie de leyes y normas que han significado pingües utilidades para las empresas, especialmente a las multinacionales.
El pasado mes de julio fue publicado un informe sobre la inversión mundial del año 2011, de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo -Unctad-, que demostró que la IED en Colombia aporta poco empleo, a pesar que es uno de los países más atractivos para dicha inversión. El estudio señala que "un número de países en desarrollo reciben contribuciones por encima del promedio en algunos indicadores, pero se quedan atrás en otros. Un ejemplo es Colombia, que tiene un acervo significativo en la IED, que está aportando valor agregado pero relativamente poco empleo".
De acuerdo al mencionado estudio en 2011, la IED en Colombia fue de 13.297 millones de dólares, con un incremento del 97,1 por ciento; el Banco de la República explicó que casi el 60 por ciento de esa inversión corresponde a petróleo y minería, y la mitad del crecimiento económico total obedeció a esos sectores; y a renglón seguido el Dane reveló que dicha inversión sólo generó 30 mil de los 806 mil empleos creados en dicho año, es decir, sólo un 3.8 por ciento. Los expertos han explicado, hasta la saciedad, que la famosa Locomotora Minera no es intensiva en mano de obra, menos en salario digno, y al apostar el Gobierno de Santos en convertir a Colombia en un país minero se ha abandonado por completo el desarrollo agropecuario e industrial.
La cifra de IED para los primeros siete meses de este año es de 10.504,2 millones de dólares, con un crecimiento del 22,6 por ciento en relación con 2011 y el doble respecto a 2010. El problema sigue siendo el mismo, pero más profundo, porque el 82,1 por ciento de esa IED, o sea, US $8.621,4 millones, correspondió al sector de petróleo, hidrocarburos y minería, con un crecimiento de 18,6 por ciento, lo cual nos plantea la interrogante ¿qué es lo que tanto atrae a estos capitales? La respuesta, común para casi todos los negocios de las multinacionales, está en las gabelas que la Confianza Inversionista les ha dado para que entren en saco roto a expoliar los recursos naturales de la Nación.
Una de esas muestras la enrostró la Comisión Quinta del Senado, en cuya sesión, los parlamentarios, al unísono, desenmascararon el negociado realizado contra la Nación en el contrato de concesión de níquel conocido como Cerromatoso, en Montelíbano, Córdoba, actualmente en manos de la multinacional BHP Billintón, la cual pretende que se le prorrogue hasta el año 2029 e incluso al 2049, es decir, casi a perpetuidad, cuando los congresistas y la Contralora General, Sandra Morelli, demostraron que esos recursos tienen que revertir a la Nación el próximo 30 de septiembre, y estamos hablando de unas utilidades anuales de cerca de 300 mil millones de pesos. Pero además fueron impresionantes las denuncias de las actuaciones irregulares de esta Multinacional en contra de los intereses de nuestro país.
¡Tendría que ser muy imbécil -no lo creo- o muy corrupto el gobierno de Santos si le prorroga a BHP Billintón la concesión de Cerromatoso!
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